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Nadie hablará de nosotras: un podcast, un show musical y activismo gozoso contra el gordo odio y los privilegios de clase

Llega el Teatro del Barrio una versión escénica (y homónima) del podcast reinventado como show musical. Estará el 24 de junio.
Cristina de Tena y Lara Gil se conocieron hace un par de años, se hicieron amigas y se dieron cuenta de que sus vidas se parecían bastante: ambas proceden de familia de clase obrera. Ambas sufren gordofobia/gordoodio a cada paso que dan. Y ambas tenían ganas de tomar la palabra para decir basta a la violencia social contra los cuerpos disidentes y que escapan a las normas, y a la cultura capitalista, que ha terminado privilegiando estructuralmente a cuerpos delgados, blancos, hegemónicos, jóvenes y de cierta clase social.
Y como a estas alturas ya está quedando claro que no era cierto aquello de que la revolución será televisada, montaron un podcast, muy íntimo (hecho en casa) y con el elocuente título Nadie hablará de nosotras. Ha resultado un pelotazo, acumula centenares de escuchas y personas seguidoras. Lo hicieron con Antía Eseuve, que se encarga del espacio sonoro porque es música. Aquí el estilo importa, y mucho: en Nadie hablará de nosotras combinan humor, experiencia personal y teoría, extraída de referencias políticas de autoras feministas que hablan desde los márgenes, de la intersección entre la raza, la clase y el cuerpo en general. Siguen a Bell Hooks, Angela Davis o Silvia Federici.
Además, fomentan el pensamiento colectivo a partir de la conversación, de hablar mucho en un viaje de ida y vuelta Cristina - Lara y Lara – Cristina. Y viven el activismo como algo gozoso, que no es individualista, que no se basa en la cultura del esfuerzo y tiene más que ver con compartir y generar pensamiento desde el disfrute y la celebración. Por eso, ahora estrenan en el Teatro del Barrio una versión escénica (y homónima) del podcast reinventado como show musical. Estará el 24 de junio.
Hablamos con ellas.
Vamos a hablar de vosotras. ¿Qué os gustaría que se recordara?
Lo más importante para nosotras en este proyecto es denunciar la gordofobia externa, pero también la interna. Perderle el miedo a reconocer las cosas que nos pasan respecto a los cuerpos que rompen las normas. El cuerpo en la actualidad social en la que vivimos tiene un valor altísimo, ha pasado a considerarse un capital más de las personas, igual que el económico.
Actualmente creemos que representamos lo que somos a través del cuerpo, por ejemplo, si lo ejercitamos, demostramos que tenemos fuerza de voluntad y sacrificio.
Por eso tenemos pánico a engordar, porque engordar representa mucho más que tener un cuerpo grande o pequeño, engordar tiene un significado social.
Hay muchos estereotipos hacia las personas gordas, como que comos vagas, descuidadas o tristes. Y esto afecta directamente a nuestras vidas, vivimos acoso, discriminación laboral, médica, etc.
En nuestro show tratamos de desmontar estos mitos y reivindicar el cuerpo como lugar para el placer y la diversión, no como el lugar desde el que demostrar nada. Lo hacemos desde el humor, pero también utilizando nuestra propia experiencia y toda la teoría que se ha ido creando en los últimos años respecto al poder del cuerpo en el modelo capitalista actual.
¿Sufre la gordofobia de la misma manera una persona de clase alta que de clase obrera?
No, la gordofobia la sufren las personas gordas pero dependiendo de la clase social el sufrimiento será diferente. La mirada antigordofobia es anticapitalista porque el odio a la gordura tiene que ver con como el capitalismo se mete en nuestras vidas de manera invisible.
Se entiende el cuerpo como empresa y consumo, por eso se asocia la gordura a las clases bajas y la delgadez a las clases altas. La gente con dinero tiene pánico a engordar porque la delgadez es sinónimo de excelencia moral.
La meritocracia es la base de la gordofobia: igual que se nos dice que el pobre es pobre porque quiere, también pensamos que las personas gordas lo somos porque queremos. En muchos casos se usa la gordofobia para discriminar más a las personas pobres y a las personas racializadas por ejemplo.
Creáis mucha colectividad y lleváis a cabo acciones de guerrilla como pedir hoja de reclamaciones en tiendas donde no tienen vuestra talla, ¿no? ¿Nos contáis más cosas que hacéis?
A las gordas se nos ha enseñado a ocultarnos, el mensaje siempre es que las calles y los espacios públicos no son nuestros: en las tiendas no hay ropa para nosotras, solo podemos comprarla online; no cabemos en las sillas y la publicidad nos dice que nuestro cuerpo está mal. El mundo no está hecho para nosotras, y esto ha hecho que durante mucho tiempo nos quedemos encerradas en casa creyéndonos que de verdad no merecíamos vivir.
Mucho activismo gordo se da en redes, nosotras creemos que hay que poner el cuerpo y reivindicar el espacio propio, por eso pedimos que nos cambien la silla si no cabemos o nos juntamos con otros colectivos para hacer acciones de denuncia. Participamos en el bloke gorde, desde el cual convocamos acciones como ir a la piscina juntes, poner hojas de reclamaciones cuando no hay tallas para nosotras o comer en público.
Animamos a cada amiga gorda a exigir sus derechos y quejarse cuando sea discriminada por gorda. Si no hay ropa para tí puedes dejar una reseña de la tienda o poner una queja, si alguien te insulta por la calle eso es acoso y tienes derecho a denunciar.
Nuestra violencia siempre ha sido invisible y es el momento de hacerla visible.
¿Existe una moda de podcast? ¿Por qué creéis que genera tanto interés este formato?
Nosotras teníamos mucha necesidad de hablar sobre este tema y de contar lo que descubriamos al investigarlo.
No somos buenas consumidoras de podcast, no es nuestro formato preferido. Por eso nos hemos pasado al teatro, porque nos parece que una parte importante del cambio es que nuestros cuerpos sean visibles.
Creemos que el éxito de nuestro podcast no tiene tanto que ver con el podcast en sí sino con el contenido y la forma de contar que hemos encontrado. Hay muchas personas que nunca habían oido hablar de estos temas, hay muchas a las que les da vergüenza, y el podcast permite que de alguna manera puedas abordar estos temas en la intimidad sin sentirte expuesta. Para nosotras es un disfrute porque nos lo pasamos bien hablando y grabando y luego eso se extiende a otras personas que disfrutan con nosotras.
Es algo íntimo y que puede consumirse rápidamente, tiene cosas buenas y cosas también que son preocupantes como esta necesidad de consumir contenido continuamente y de poder hacerlo en cualquier parte.
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