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‘Mongolia’ logró beneficios en 2024 sin un solo euro de subvención pública

Editorial Mong, SL, la empresa editora de esta revista, aprobó en la junta anual de socios, celebrada en Premià de Mar (Barcelona) el pasado 16 de julio, las cuentas anuales y el balance de situación correspondientes al ejercicio de 2024, que cerraron con un beneficio neto de 14.484 euros y un activo de 104.000 euros, respectivamente. Todos los puntos del orden del día se aprobaron por unanimidad, con un quórum que rozó el 70% del capital social con derecho a voto.
El resultado positivo del ejercicio de 2024 se consiguió, además, sin que la empresa obtuviera un solo euro procedente de subvenciones públicas. Una fake new recurrente propagada por los haters y enemigos indocumentados de Mongolia es que la revista se sostiene gracias a las subvenciones públicas, una invención absoluta, en la medida en que estas raramente alcanzan ni siquiera el 3% de la facturación de la empresa editora, que suele limitar esta partida a la convocatoria ordinaria del Ministerio de Cultura para todas las publicaciones periódicas.
Sin embargo, el ejercicio de 2024 fue todavía más restrictivo con esta partida: problemas logísticos impidieron que Editorial Mong, SL, pudiera obtener esta pequeña ayuda recurrente a la edición de revistas en España, que suele rondar los 6.000 euros y a la que sí ha vuelto a optar en 2025.
Comunidad lectora
El modelo económico de Mongolia se sitúa en la antítesis tanto de las subvenciones públicas como el del clickbait: se apoya en el soporte económico de los lectores de la propia publicación, como reflejan las cuentas de 2024: el 84% del total de ingresos del ejercicio tienen su origen en la propia comunidad lectora, entre suscripciones (34%), campañas de micromecenazgo (23%), distribución en quioscos y librerías (15%), tienda online (7%) y shows en teatros (4%).
La única partida relevante que no deriva de la propia comunidad es la de publicidad, que en el ejercicio de 2024 quedó limitada al 13% de los ingresos totales.
En el apartado de gastos, el grueso se destinó al pago de trabajadores y colaboradores y a las cotizaciones sociales derivadas. A este paquete se dedicó el 62% de los gastos de la publicación, que a pesar de la evolución positiva sigue en situación de “economía de guerra” para asegurar su viabilidad. Ello se refleja en salarios y tarifas de colaboración militantes más que de mercado: sin la generosidad y el compromiso de trabajadores y colaboradores, el proyecto no sería posible.
El ejercicio de 2024 registró una mejora en casi todas las partidas de ingresos. La facturación escaló hasta los 272.000 euros (12,5% más que en el ejercicio anterior), propulsado por el aumento de ingresos en las campaña de micromecenazgo (+100%), shows (+45%) y ventas en la tienda (+33%). En cambio, los ingresos procedentes de la publicidad descendieron el 20%.
El buen resultado del ejercicio se ha trasladado automáticamente al balance de situación, que arroja una situación mucho mejor que antaño, alejada del borde del precipicio: a finales de 2024, el activo de la empresa editora se situaba en 104.156 euros (el 21,5% más que a finales de 2023), mientras que los fondos propios superaban, tras nuevas aportaciones de socios, los 29.000 euros, una cifra que contrasta de forma muy significativa con los fondos propios negativos de 1.800 euros al cierre del ejercicio anterior.
Además, la deuda con entidades financieras, contraída con Fiare Banca Etica a través del mecanismo ICO diseñado durante la pandemia, se situó al final de 2024 en 39.000 euros, un descenso del 20% a lo largo del ejercicio.
Independencia
La singularidad de Mongolia para blindar la independencia del proyecto con respecto a los poderes económicos o políticos no solo se expresa en las fuentes de ingresos, que en un 84% proceden de la propia comunidad lectora, sino también en la estructura misma de la propiedad. En torno al 80% de las participaciones de la empresa editora, que tiene la forma jurídica de sociedad limitada, está en manos de los propios redactores y colaboradores de la revista, mientras que el 20% restante están repartidas entre amigos y suscriptores de la publicación, invitados a sumarse al accionariado únicamente a través de la cooptación.
Las participaciones societarias están, además, muy repartidas: ningún accionista individual alcanza el 20% del total. En los ocho últimos ejercicios todas las votaciones de la junta han salido adelante por unanimidad.
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