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Las cloacas son el fruto de una Transición sin ruptura

Miguel Urbán (Madrid, 1980) es una de las referencias de Anticapitalistas, el movimiento político y social que procede del trotskismo y que fue uno de los motores de Podemos en sus inicios. Durante casi una década, entre 2015 y 2024, Urbán fue eurodiputado y pese a ello fue objeto de uno de los montajes más sórdidos y extravagantes de las cloacas policiales en España, incluso contando en teoría con aforamiento europeo. Fue en el marco de la brutal campaña que la llamada “policía patriótica” emprendió para desprestigiar a Podemos cuando parecía que tenía posibilidades reales de ganar las elecciones de 2016 y, con ello, hacer tambalear al régimen surgido de la Transición y el reinado de Felipe VI.
En la operación, atribuyeron a un confidente haber visto a Urbán vendiendo en un bar de Malasaña 40 kilos de cocaína procedentes de Venezuela y celebrándolo pagando rondas con fajos de billetes en la mano. Todo este delirio consta en un expediente policial que podría aspirar al récord Guinness de los disparates, pero la justicia se niega por ahora a investigar, aunque los abogados han presentado un recurso para que la querella presentada por lo menos se admita a trámite. Urbán fue entrevistado en el último show de Mongolia en el Teatro del Barrio de Madrid. Lo que sigue es una versión editada de la conversación que mantuvo con el coordinador del Reality News, Pere Rusiñol.
¡Narcotraficante al por mayor en Malasaña! ¿Cómo te enteraste de ese montaje?
La primera vez que supe algo fue porque me llamó un periodista de InfoLibre. Me preguntó si tal número era mi DNI y, cuando le confirmé que sí, me dijo: “Hay una investigación de la Fiscalía antidroga sobre ti”. Me quedé helado. Luego se fue tirando del hilo y aparecieron los detalles: un confidente aseguraba haberme visto vendiendo 40 kilos de cocaína de Venezuela en un bar en el que nunca he estado. Y para rematar, decía que lo celebré tirando billetes y cocaína por la barra mientras gritaba “¡Por España!”. Esto último me llegó al corazón.
Suena tan delirante que cuesta creer que fuera una investigación real.
Sí, pero lo fue. Según la información policial y las filtraciones que se publicaron, en este montaje estaban implicados mandos muy importantes de la unidad policial antiterrorista, de la UDEF, de la Fiscalía Antidroga, de Hacienda, incluso del Banco de España. Llegaron a revisar mis cuentas, las de mi familia y las de Anticapitalistas. Su conclusión era que tenía que vender droga “porque era pobre de solemnidad”.
¿Nadie del Estado te ha contactado para explicarte nada?
Nunca. Ni para mentirme y decirme que estaban en ello. Nadie me ha dado una sola explicación de unos hechos tan graves.
¿Ni con Podemos en el Gobierno?»
Algún compañero me llamó para darme ánimos y decirme que esto significaba que lo estaba haciendo bien. Francamente… Y cuando les decía que preguntaran a Marlaska, me contestaban: “Es que no nos llevamos bien”. En fin… Si hubiera pasado con cualquier otro partido se habría puesto el grito en el cielo. Y lo mismo con el acoso durante un año en la casa del vicepresidente y una ministra y tantos casos contra Podemos.
¿Has podido ver al menos el informe policial?
No. Solo he podido leer las notas que tomaron los periodistas que sí lo vieron.
También entraron en tu casa…
Así es. Entraron en mi casa cuando yo era cargo público. No se llevaron nada de valor; solo fotos familiares, un juguete de mis hijos y dos discos duros. Pero me dejaron todo ordenadito, como si quisieran que supiera que habían estado ahí. Han atacado hasta seis veces el coche de mis padres, coincidía siempre con campañas políticas. Y también atacaron su casa.
¿Se denunciaron estos hechos?
Por supuesto, pero la respuesta siempre fue insultante. Cuando mi madre intentó denunciar la entrada en mi casa, la policía le dijo que no podía hacerlo en mi nombre y le recomendó “poner rápido la puerta, que hay muchas okupas en este barrio” [Lavapiés]. Y a mi padre, cuando denunció los ataques al coche, un guardia civil le dijo: “Qué esperas, con el hijo que tienes”.
¿Por qué has decidido ahora presentar una querella?
Porque no se trata solo de mí. Si pasamos página sin más, es más fácil que se lo hagan a otro. Mis motivaciones son políticas y colectivas, no personales. En realidad, esto no iba contra mí, sino contra el intento de cambio político que intentábamos, aunque fuera de mínimos y respetando las reglas del juego. La decisión de querellarme la tomé con mi familia y mi organización.
¿Contra quién se dirige la querella?
Contra altos mandos policiales: el jefe de la unidad antiterrorista, el de crimen organizado, el jefe de la UDEF. Gente con mucho poder. Cuando fui al notario a firmar el poder, le fui diciendo los nombres y, al terminar, me dijo: “Suerte”.
¿Qué esperas de esta querella?
Sinceramente: nada. No confío ni en la Fiscalía ni en los jueces. Me ha tocado una jueza que fue concejala del Partido Popular, y estoy denunciando al Gobierno del PP con el que operaban las cloacas. Pero estas cloacas no nacieron con Rajoy: son parte de la herencia de una Transición pactada, sin ruptura democrática. Es un modus operandi.
¿El Parlamento Europeo ha reaccionado?
Tampoco. En mi etapa como eurodiputado me reuní con tres presidentes del Parlamento Europeo por amenazas y ataques; en aquel momento estaba también en el punto de mira del Brasil de Bolsonaro y de Marruecos… El servicio antiterrorista belga me dio seguridad pasiva durante años. Pero de España, ni una llamada, nunca.
Sorprende que los grandes medios apenas se hayan hecho eco…
A los grandes medios no les ha interesado, ni siquiera para atacar al PP. La realidad es que las cloacas no son patrimonio de un solo partido. Por eso no hay interés.
¿Confías en que tu querella sirva para algo?
No tengo demasiadas esperanzas, la verdad. Pero era necesario hacerlo. Si lo dejamos pasar, la impunidad se convierte en norma.
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