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El libro prohibido de Perich

Jaume Perich (1841-1995) fue un dibujante de humor mordaz, aforista incisivo, lúcido pensador, rojo peligroso, satirista brillante. Todo eso y mucho más. Y es que a Perich la etiqueta de humorista le queda bastante estrecha. Su mirada, oculta tras los gruesos cristales de sus gafas, retrató de forma crítica el último cuarto del siglo XX en España, un período intenso en el que el país transitó de una gris dictadura a una especie de democracia.
En febrero de 2025 se cumplieron 30 años de su muerte, y sus viñetas, sus aforismos y reflexiones aún conservan potentes y explosivas cargas satíricas. La intensidad de la obra de El Perich no se ha diluido con los años. Por el contrario, el paso del tiempo ha aportado aún mayor profundidad y solidez a la carga de su pensamiento crítico. Muestra de ello es que hoy, más de tres décadas después de que algunos de sus dibujos fueron trazados sobre el papel, podemos publicarlos sin que pierdan un ápice de causticidad. Es el caso del último libro, publicado por la ediorial Comanegra: La vida secreta del papa.
Perich fue martirizado durante su infancia en una escuela religiosa. La experiencia quedó plasmada en un libro autobiográfico titulado Un abric verd penicil·lina (Angle editorial, 2020), que nos permite ahondar en las raíces del solido sentimiento antirreligioso de Perich. En una entrevista, Perich, afirmaba: «A mí, la religión católica me ha estado denostando desde que nací. Soy anticlerical del diecinueve, porque me educaron los curas y sé de que pié calzan».
Así, una importante parte de su obra se centra en la crítica a las imposiciones de la iglesia, en la denuncia al control social que se esconde tras los preceptos de la religiosidad católica. «Un hombre sin religión es como un pez sin bicicleta» reza uno de los famosos aforismo de Perich. O «La religión sirve para ayudarnos a resolver una serie de problemas que no tendríamos si no existiera la religión» dejó escrito.
Y muchas viñetas críticas con la iglesia fueron las que dejó dibujadas. Muchas se publicaron, pero otras no. Y así llegamos a este libro que acaba de aparecer, cuarenta años después de que fuese concebido.
En efecto, todo empezó en los años ochenta, cuando Perich publicó en la revista El Jueves una página de chistes en los que satirizaba la figura del Papa de Roma, dibujándo al pontífice en situaciones absurdas de la vida cotidiana. Inmediatamente vió el potencial de la idea y en su carpeta de proyectos empezó a tomar forma la posibilidad de una série con estas viñetas.
A lo largo de varios años fue engrosando la carpeta hasta llegar a casi doscientos dibujos. Algunos se publicaron en El Jueves, pero muchos otros permanecieron inéditos, con la intención de darle forma de libro, aunque nunca encontró un editor dispuesto a atreverse con un proyecto tan delicado: un pequeño libro simpático, en el que conviven escenas de humor absurdo con otras más críticas, en los que se contrapone la dimensión humana del representante de Dios en la Tierra con su misión divina.
Perich se hunde en el personaje y lo confronta a la cotidianidad del resto de humanos. Situaciones banales, absurdas, pero a la vez absolutamente ordinarias protagonizadas por el sumo pontífice, se treducen bajo la mirada de Perich en cargas de profundidad satíricas. Es un papa simpático, orondo, sencillo, que no se parece para nada a Juan Pablo II, el hombre que se sentaba en el solio pontificio cuando las viñetas fueron dibujadas. El trazo de los dibujos es apresurado y espontáneo, del Perich en su madurez creativa, combinando chistes muy tontos, ligeros y juguetones, con otras mucho más críticos, poniendo en evidencia las contradicciones de la iglesia y su encaje en el mundo. Pero Perich falleció repentinamente y el libro ha tenido que esperar mucho tiempo en un cajón antes de ver la luz.
Mongolia ha podido acceder a los archivos vaticanos, en los que se guardan bajo siete llaves los dibujos de Perich, y ofrecemos a nuestros lectores una selección de superinéditos: viñetas papales que dibujó Perich pero que tampoco están en el libro. Un lujo que debemos agradecer a la gentileza de los herederos de Perich.
Por si sirve de consuelo a nuestros queridos lectores de Abogados Cristianos, como reza una advertencia en las primeras páginas del libro: Ningún papa ha sido dañado ni maltratado durante la realización de estos dibujos.
*Humorista gráfico y curador de 'La vida secreta del Papa'.
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